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martes, 24 de marzo de 2009

¿Qué estás triste, cabizbajo?, pues a mi se me ha muerto mi mujer...

Creo, que en muchas ocasiones, que hemos visto series en las que el protagonista tiene algo que aprender. El capítulo se desarrolla de tal forma que el problema que tiene, aparece reflejado en otro miembro del capítulo.

Esto pasaba mucho en Urgencias. Recuerdo que en muchas ocaciones, Carter, o Weaver, o Green, tenían quebraderos de cabeza, y aparecía un paciente, que tenía una solución a ese mismo quebradero. Con su propia experiencia ayudaba al protagonista a entender y mejorar en su situación personal.

Siempre me ha parecido una forma muy curiosa de adoctrinar a las personas. Es como si Carter, por ejemplo, necesitara salirse de su problema, y verlo en los ojos de otra, que curiosamente, tiene el mismo, porque he ahí la "casualidad" de ese capítulo.

Ayer leía algo sobre el Zen, sobre que nos pasamos la vida deseando cosas, y que de esa forma, por mucho que tengamos queremos más. Nuestra auténtica riqueza está en nuestro interior, y el Zen nos ayuda a encontrarnos con ella. A ser ricos y estar llenos de verdad.

Hace dos días leía una entrevista al hombre este del anuncio que sale con un bebé recién nacido. Se le preguntaba por su "secreto" para su longevidad. Él, orgulloso, comentaba que su secreto era la felicidad. Hubo una frase de su hijo que me pareció de estas frases que si el hombre éste hubiera sido un poeta, o un cantante o político, aparecería en esos libros o revistas que recopilan frases. Cuando murió su esposa, y estaban en el funeral, decía el hombre, "hoy toca llorar, mañana fiesta". Así era la filosofía de longevidad, vivir la vida con alegría ya que los que tienen pena, mueren antes.

Hoy, al igual que ayer, al igual que antes, no es nuevo en esto en mi vida, me encuentro triste, cabizbajo. Hoy ha entrado por la puerta un cliente. Me ha preguntado como siempre por cosas de trabajo, necesitaba algo y le comenté que hiciera unas averigüaciones, y mañana podría resolverle sus dudas. Siempre que nos hemos visto, se le nota esa familiaridad para conmigo, que me hace sentirme querido. Una sensación muy curiosa, ya que no es que hayamos compartido más que unos años de relación "medico-paciente", por decirlo de alguna manera. Al despedirse, nos dimos la mano, ese apretón fuerte que deja bien claro, que tenemos sangre en las venas y que hay un mutuo respeto hacia nuestras personas. Mirándome a los ojos, cuando ya le habría la puerta, me espeta. "Mi mujer se murió hace un par de semanas". "De repente, en la calle". No me imaginaba ni que estuviera casado, menos aun, cuando entró a preguntarme sobre sus cosas, su cara no reflejaba tan amarga sensación. No hice otra cosa que escuchar, "aun no me lo creo, ayer mismo viendo la tele, creí oirla en casa", "aun estoy asimilándolo". Cuando vi oportunidad, le digo, que por su porte, apariencia, nadie diría que está pasando por esa situación, le dije que desde fuera, por lo menos, no se nota nada. Acto seguido me abrazó, me dió las gracias, no pude menos,que devolverle el abrazo. Y se alejó.

¿estoy mejor ahora?, pues no. No me siento menos triste y cabizbajo porque otra persona haya perdido de repente a su pareja. Y su pareja, de repente, ya no sigue viviendo. ¿Debería valorar más mis propios momentos observando, tan de cerca, cuán rápido todo DEJA DE SER?.

Entiendo que la respuesta más "lógica" es SI. Entiendo que debemos crear mecanismos para ello. Hoy, yo no los tengo. Ni tengo barreras para Daño Fuera, ni tengo armas para distraer mi mente, ni pongo límites a mi estado. Lo máximo que he podido lograr es dejar fluir esta sensación. Además, yo siempre he creído en la terapia de Shock. ¿esto te hace daño?, pues a por ello, me imagino que así creo callo, y luego o no duele o duele mucho menos.

¿y tú qué opinas?

un saludo desde áfrica.

4 comentarios:

Clito dijo...

Creo que hoy fuiste Carter y "tu paciente" fue tu enseñanza del día. Necesitabas de algo sin desearlo, porque lo que no se conoce no se desea.

Tal vez fuese la constancia de que la vida continúa más allá y después de nosotros mismos.

Quizá se tratase de contemplar cómo alguien puede formarse tal muralla a su alrededor que no permita transmitir a los demás, ni por un segundo, lo que bulle en su interior.

Acaso fuera, tan sólo, el saber que no estás solo, que no eres el único que se siente solo, que no tienes motivos de peso para mostrarte cabizbajo o que, teniéndolos, existen otros seres que lo pasan aún peor que tú.

Como diría Pep con su acento mallorquín: estamos aquí para ser felices.

Te invito a adentrarte hoy en mi espacio si te apetece. Ayer me sentí como describes en tu texto y sucedió algo que me motivó a sonreir y a llenarme de esperanza. Tal vez te ayude, te enseñe algo o, simplemente, también te haga sonreir.

Porque siempre existen motivos para sonreir.

Que pases buena noche.

Misionero dijo...

http://clitoris.lacoctelera.net/post/2009/03/25/lecciones-del-d-a-d-a#c4020983

aquí un enlace que motiva que se puede cambiar de idea. Lástima no leer el correo antes.

Misionero dijo...

Perdón, no puse el enlace correctamente

Lecciones

Clito dijo...

Gracias por hacerme sonreir al verte por "mi casita" y, luego, una vez más, al comprobar "la torpeza" informática a la hora de enlazarme;;)).

Y gracias por el enlace.

Sonríe, que cuando lo haces, el mundo es más bello:).