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jueves, 29 de diciembre de 2016

Copia y Pega. "¡Venga valiente, qué tu puedes!"


 

He pasado varios días conviviendo con una fatiga más intensa de lo habitual, provocada por tantos aspectos que me pierdo en encontrar una explicación, llega sin más, casi sin avisar, mientras tu mente te susurra “tendrás que adaptarte porque tu vida sigue, y las obligaciones también”.
Sin ninguna duda, la obligación que más me cuesta llevar a cabo durante esa época es el trabajo. Me produce cierta angustia ir, cumplir con mi deber y volver a casa añadiendo el cansancio que produce trabajar, como cualquier persona. Me desgasta mucho vivir esa situación sin ninguna opción más que la de aguantarme y me asusta que todo ese engranaje falle en algún punto antes de volver a mi hogar.
La semana pasada tuve uno de esos días en los que me dio por pensar cuando estaba yendo a trabajar. El cuerpo me pesaba toneladas e iba reflexionando sobre la situación que estaba viviendo con fatiga, la incomprensión, los miedos de no saber hasta cuándo aguantará el cuerpo, el desconocimiento hacia este síntoma y el poco valor que se le da al esfuerzo que hacemos para ir a trabajar, estudiar o comprar el pan, entre un sinfín de actividades.
Además, mientras estaba andando, me preguntaba si alguna de las personas con las que me había cruzado durante este trayecto tendrían ese cansancio invisible y si sus sentimientos serían parecidos. Supuse que sí. Así que me surgió otra cuestión. Si tuviese la oportunidad en ese camino de cruzarme con otra persona en una situación muy parecida, ¿qué le hubiese dicho?
“¡Venga valiente, qué tu puedes!”
Eso le hubiese dicho. En ese pequeño cruce en el que te da tiempo a poco más que saludar, entre otras cosas porque no quería llegar tarde, le hubiese gritado esas palabras, le hubiese sonreído, le hubiese levantado los pulgares o los brazos sacando músculo como señal de fortaleza y seguidamente le hubiese dado un abrazo.
Como no me crucé con nadie me lo dije a mí misma, “¡venga Paula, qué tu puedes!”, y así fue como me repetía esa frase una y otra vez, mientras me convencía que podía, me iba animando mientras comprobaba que la hora de irme a casa a descansar, estaba cada vez más cerca.
Y yo, os lo digo a vosotros, somos unos campeones por hacer lo que hacemos por pequeño que sea, porque requiere un gran esfuerzo y seguimos hacia delante a pesar de nuestras circunstancias. Tenedlo en cuenta siempre. “Venga valientes, qué vosotros podéis”.

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