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viernes, 5 de agosto de 2011

Copia y pega: Formar profesores de Daniel Martín.

Una vez más os dejo una reflexión de Daniel Martín.

Entre las ideas para modificar la formación del profesorado de los últimos días destaca la creación de un periodo de pruebas semejante al MIR de los médicos. Es decir, los nuevos profesores tendrían que realizar prácticas supervisadas y dirigidas por algún veterano. Como cualquier cosa ideada para mejorar, el asunto parece interesante. El problema esencial, empero, es otro bien diferente.


Actualmente, existen dos grupos de profesores: los mayores de 30 años tienen una formación básica suficiente y, sobre todo, la humildad y la capacidad para, en caso de duda, buscar y contrastar información y así evitar errores; los menores de 30, hijos de la LOGSE, poseen unos conocimientos muy limitados y una ignorancia infinita sobre sus propias limitaciones.



En todos los casos hay vocación, elemento indispensable para ejercer como maestro. Pero, según se van jubilando los mayores –en la mayoría de los casos por el hartazgo surgido del clima de indolencia, insolencia e ignorancia que impera en el sistema educativo español–, van entrando nuevos profesores con ínfimos conocimientos de cultura general y algunas nociones psicopedagógicas que, en la mayoría de los casos, no llevan a ningún sitio, sobre todo cuando las tienen que aplicar al chaval de carne y hueso.


Los profesores más jóvenes tienen tres limitaciones de peso, todas ellas determinantes y de las que no son en ningún caso responsables:


Su paso por el colegio viene caracterizado por un plan de estudios donde los contenidos, mínimos, uniformadores por abajo, han dejado paso a los procedimientos, de manera que el cuánto se sabe queda en el último de lugar entre las prioridades. De ahí que suelan ignorar dónde está el desierto del Gobi, en qué siglo reinó Carlos I de España o en qué orden se colocan la “b” y la “v” de herbívoro (todos son ejemplos reales). Los conocimientos adquiridos en el colegio, insisto, son escasos hasta en los mejores alumnos.


El paso por la Universidad no mejora las cosas. Actualmente, aprobar cualquier asignatura humanística exige un nivel menor al COU de los 80. Salvo las carreras que siguen siendo difíciles, selectivas –como las Ingenierías o Medicina, pero de las que no salen apenas profesores–, los actuales Grados son muy facilitos, apenas forman y no dan el bagaje cultural suficiente que necesita cualquier buen profesor.


En los medios se habla constantemente de que las nuevas generaciones son las mejor preparadas de la historia. Esta tremebunda mentira, que disfraza la cantidad de analfabetos funcionales que las universidades lanzan al mercado laboral, ha calado hondo entre los universitarios, carentes de cualquier sentido crítico, sobre todo sobre sí mismos, lo que les impide comenzar el interminable y perentorio –si queremos seguir considerándonos humanos– camino socrático del “Conócete a ti mismo”.


Así, según los viejos maestros se van jubilando, se sustituyen por chavales con muchas ganas pero poquísimos conocimientos. Un MIR para los profesores no arreglará nada mientras no se cambien los planes de estudios primarios, secundarios y universitarios.



Lo peor es que, con el ciclo que ahora comienza, los futuros profesores serán formados por personas que, aunque tengan toda la vocación del mundo, apenas sabrán nada. La pescadilla terminará mordiéndose la cola y cada vez seremos una sociedad más mediocre. El camino hacia la excelencia quizás tenga sus límites, pero el camino hacia la ignorancia es eterno, infinito.


dmago2003@yahoo.es





Enlace original del texto. Formar Profesores



Periódico digital La república

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