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martes, 1 de septiembre de 2009

Una ráfaga de tiempo libre entre minutos de trabajo...

Reconociendo el camino recorrido, alumbrando los pasos que avanzaban en la oscuridad, escuchando el silencio de los otros, promoviendo, motivando, dejando de lado el desánimo, acudiendo a la cita, posponiendo el letargo, huyendo de la calidez del final inacabado, cuando siento que percibo, cuando calculo mis fuerzas, en cuantas ocasiones habré imaginado todas las cosas que importan, no dejo de pensar, no puedo aceptar lo que viene si no es para quedarse a mi lado,acompañandome, recordándome, surtiendo de momentos y lugares que se quedarán en la memoria, que definirán mi vida, en definitiva yo creo que...

...bueno, tal vez en otra ocasión lo comparto.

70 años después...

Hace 70 años, ¡70 AÑOS YA...!, que comenzó ofialmente, la Segunda Guerra Mundial, aunque muchos historiadores, ya la sitúan en diferentes partes del período entreguerras.

Algún día de estos me gustaría entrar en más profundidad en uno de los temas que más me "apasiona", y que más conversaciones me suele motivar.

Considero la 2GM como el principio de muchos de los males que nos acontecen ahora, como el fiasco del reconocimiento de Israel a costa y sin consideración de los palestinos, el ascenso a potencia indiscutible de EE.UU., la por ahora olvidada Guerra Fría, pero... ¿quién sabe?, el paso de un fascismo paternalista y "protector" visible y que formaba parte de las posibilidades de ser un régimen "legal" a otra clase de fascismo, entrecomillas, encubierto, y oculto dentro de las "democracias" occidentales. Quisiera recordar la película Seven, y como el detective descubre al mal porque el gobierno controla lo que los habitantes leen en las bibliotecas, u otras películas, también de EEUU, que hablan, como en "enemigo público" de todas las posibilidades de control que utiliza EE.UU., para al final no protegerse de los demás, sino para que sus gobernantes se "protegan de sus propios conciudadanos".

Tras la 2GM, aparecieron las ganas de liberarse de las metrópolis europeas, que claro, estaban echas polvo tras 6 años de matarse unos a otros, destrozarse mutuamente, bombardear ciudades, puentes, ferrocarriles, gente, y como es lógico los pueblos que hasta entonces habían sido desposeidos de sus propios países pudieron aprovechar y por fín, crearse estados. Pero claro, ¿cómo se consiguió?, y sobre todo ¿qué se consiguió realmente?. Salvo casos, los pocos, al igual que la creación de Israel, el post-colionanismo fue un fiasco. ¿Qué apareció?, pues sí, un montón de países nuevos, "independientes", pero sólo de nombre. Hoy tenemos numerosas guerras, sobre todo desconocidas, en África. Países totalmente inventados, mezclando personas, etnias diferentes, religiones diferentes, sólo por juntados por intereses de los antiguos dueños, ya no por sus antiguas metrópolis, pero si por las empresas que allí habían enraizado sus intereses.

Por ejemplo, se rumorea que se ha liberado al único acusado de poner una bomba en aquel avión que en los 80 fue destruido en vuelo sobre Escocia, porque hay un acuerdo secreto para el petroleo libio.

Así, una larga lista de acontecimientos, que comenzaron, tras rematar la no tan lejana Segunda Guerra Mundial.

Quisiera recordar que hay muchos prelados, personas, y gente que cree que no hubo holocausto durante este período, y que todo lo que se ha visto tras los jucios de Nuremberg es inventado.

El no reconocimiento de los hechos, el no reconocimiento de las víctimas civiles en todos los bandos de esta guerra, donde oficialmente murieron 40.000.000 de personas, seguramente muchas más, es uno de los males que tambien surgen de la Segunda Guerra Mundial.

Todo este texto recoge una intención futura. Hablar y comentar muchas de las situaciones surgidas tras esta guerra. Aquí, ahora me gustaría dejar unas cifras. Las cifras pueden resultar frías, desconectadas del acontecimiento en si mismo, ni si quiera tenemos necesidad de inmutarnos. No es lo mismo haberlo vivido un poco y saboreado, y luego ver el número de personas que lo pasaron, que sentado delante del ordenador y leer, una cifra. De todas formas, ahí van.

Por favor, espero que este ayude a no olvidar. Olvidar, no es lo mismo que perdonar. No mezclemos el recordar con Rencor, el humillarse ante la historia con el reconocimiento tácito y sin contemplaciones de lo que nos han dicho. Cuestionarse un acontecimiento no significa que no haya pasado, no es una falta de respeto estudiar las situaciones, pero, negarlos, o pretender matizarlos es el objetivo de muchos, que por algún tipo de interés, incluso el de que olvidemos o lo mezclemos, o que tal vez ya no distingamos lo que pasó de lo que nos dijeron.

Ahora, las cifras, (unas pocas, pero...)

- Holocausto Nazi y sus "colaboradores": Entre 5.000.000 y 7.000.000 de muertos.
- Bombas Atómicas: Entre 200.000 y 300.000 muertos por las bombas y la radiación.
- Independencia India-Pakistan: Migración forzosa de índole Religiosa. 15.000.000 personas.
- Independencia Indochina: Alrededor de 1.000.000 entre muertos y heridos.
- Bombardeo de Dresde: Entre 15.000 y 40.000 muertos.(civiles)
- Bombardeo de Tokyo: Más de 100.000 muertos.(civiles)
- El coste humano de la URSS fue gigantesco: 27 millones de muertos, de los
cuales 18 millones fueron civiles. Los nazis destruyeron 1.700 ciudades, 70.000 aldeas, 32.000 empresas industriales y 65.000 kilómetros de ferrocarril.
- Independencia Argelia: Alrededor de 1.000.000 de muertos.
- Guerras fraticidas Ruanda, Burundi de los años 90: Más de 800.000 muertos.

...y siguen...

¿y tú qué opinas?

Copia - Pega (y ahora el timo del fútbol)

Uno de los principales problemas -causa y consecuencia- de la sociedad occidental es la saturación de periodismo deportivo. En esto, de nuevo, el modelo es USA, donde muchos colegiales no son capaces de citar todos los Estados de la Unión pero se conocen de carrerilla las alineaciones de cualquiera de los equipos de la NBA. Del mismo modo, es imposible encontrar en España un estudiante de la ESO que sepa los límites de la provincia de Jaén, pero la gran mayoría conoce el once titular del Barça de Pep Guardiola.

Lo peor de esta sobredosis es que el deporte, más allá de lo puramente competitivo, apenas es nada. Pero la información deportiva vende y necesita fabricar contenidos al modo de los plumillas de la prensa rosa. Así son habituales los rumores inventados, los escándalos sin fundamento y, sobre todo, las declaraciones insustanciales de los protagonistas. Todas las semanas sale algún jugador diciendo lo mismo que dijo otro la anterior o dirá el rival la siguiente. Después de todo, un partido de fútbol, baloncesto o tenis no da para mucha introspección ni disquisición profunda.

Este repetitivo despliegue informativo es una de las bases en las que se asienta nuestro sistema democrático, así emparentado con las viejas dictaduras romanas del pan y circo. A algunos esto nos aburre enormemente, pero a la masa le permite seguir adormecida un par de días más.

Hecha la puntualización, he de decir que me encanta ver deporte en televisión. La competición. Nada más. Este verano he disfrutado enormemente viendo correr a Usain Bolt, Allyson Felix o Kenenisa Bekele en los Mundiales de Atletismo de Berlín. Y espero gozar con el probable triunfo de la selección española de baloncesto en el Europeo de Polonia.

Por supuesto, también me gusta ver un buen partido de fútbol. Más allá de mis colores, que evidentemente padezco, adoro el juego ofensivo y el año pasado no tuve más remedio que rendirme al florido y espectacular juego del Barcelona de Guardiola. Cuando hay tiempo, y algo de emoción en juego, no hay nada como sentarse en el sofá a observar los procelosos movimientos de una pelotita impulsada por los jugadores.

Pues bien, mientras la información deportiva al margen de la competición seguirá matando neuronas, ahora la Liga española de fútbol no está al alcance de todos, ni siquiera pagando, salvo que nos abonemos a dos canales diferentes. Si te abonas al Canal+ Liga, podrás ver el partido del Barça o del Madrid, pero no podrás comprar el del otro, salvo que también pagues a Gol TV. Dos canales de pago que se llevan a patadas pero que, reveladoramente, pertenecen al Grupo Prisa y a Mediapro, los dos grupos que funcionan como principales voceros del actual Gobierno de España, por lo menos de momento y hasta que los primeros exploten por el continuo desdén de José Luis Rodríguez Zapatero para con ellos.

Esto es un timo. Los aficionados al fútbol, los bares que quieran llenar el local con el mejor partido de la jornada, los medios de comunicación... tendrán que pagar a las dos plataformas si quieren verlo todo. Esto no tienen parangón en ninguna otra competición deportiva profesional del mundo.

Lo más escandaloso del tema es que, el pasado mes de agosto, el Gobierno recurrió a la polémica figura del Decreto Ley, reservada constitucionalmente a casos de extrema urgencia, para legalizar la TDT de pago y ponerle alfombra de oro a sus amigos de la Sexta. Había prisa por unos intereses empresariales, nunca nacionales.

La maniobra, aparte de artera, es indignante. El único consuelo que me queda, aparte del de la lectura -como el pasado sábado, disfrutando de Goethe mientras el Madrid le ganaba al Depor-, es la esperanza de que, ahora que le tocan lo que realmente le importa, el pueblo español por fin reaccione. El Estado de Derecho no funciona, los partidos se reparten el botín nacional, la fractura autonómica se la Nación nos debilita, pero nunca pasa nada. Quizás el latrocinio futbolístico ideado por el Gobierno para favorecer a los suyos invite a los españoles a, por fin, abrir los ojos ante el indignante espectáculo político que nos afecta. ¿O le bastará con las palabras de Guardiola, las abdominales de Cristiano Ronaldo, las victorias de la selección de Del Bosque?




Texto original de Daniel Martín en estrella digital





Copia - Pega (Los intereses creados de la gripe A)



Sobraban temas para nutrir el sensacionalismo y también la consideración de la gravedad de los problemas que nos afectan. Pero el ya histórico, de antemano, año 2009, nos ha obsequiado con la gripe A, un asunto estupefaciente que para muchos sectores de la opinión, la mayoría, parece que relativiza la importancia de todos los demás. De esta manera se va filtrando en el universo de la atención pública la gran adormidera que sirve para eclipsar, en nombre de una realidad que se ofrece o presenta como dramática, mucho de lo que afecta a una diversidad de intereses.

Por ejemplo, el drama de la crisis económica y social tiene que competir con la gran alarma sanitaria, tras la que se adivinan en ciertas alturas semblantes políticos graves o no tan graves. A muchos gobiernos, incluido el nuestro, se le suma un problema más, pero también una oportunidad de proponer a la llamada ciudadanía un inagotable capítulo de otras reflexiones e inquietudes. Cierto que en España, como ya hemos resaltado más de uno, tenemos ocasión de valorar la eficacia del Estado de las Autonomías, que precisamente ahora, cuando más falta hace unificar criterios y coordinar acciones, muestra como realidad política e institucional que la Sanidad, con mayúscula, es una competencia transferida a las comunidades, nada menos que diecisiete, por el Poder central, si es que existe esa centralidad llamada Gobierno, generosamente dispuesto desde hace tiempo a desprenderse de sus facultades exclusivas.

Los virus no saben nada de estos repartos de poder. Ellos van a lo suyo, o sea, a lo nuestro, a lo que nos puede hacer pupa. Los gobernantes en general organizan sus planes preventivos, seguramente con la esperanza, y algunos con la seguridad, de que al final de esta historia van a poder vender un éxito traducible en votos. Es decir, el éxito político se puede medir en menos muertos a través de campañas comparativas. Si se extrema la alarma y luego resulta que los efectos letales son pequeños, preparémonos para recibir la correspondiente lluvia de propaganda televisada.

Los británicos ya han empezado a curarse en morbo, ya que no en salud. Han apelado a la sinceridad informativa. La Gran Bretaña se reconoce como el país europeo más afectado por la pandemia. Nada menos que once millones de vacunables prioritarios. En Estados Unidos, que no es precisamente un Estado de las Autonomías, la estrategia de la vacunación ha quedado bajo la responsabilidad de cada Estado, que no, como en España, de cada comunidad no siempre fiel a las consignas sanitarias generales.

Aquí, entre nosotros, se dice que "el Estado" inmunizará al cuarenta por ciento de la población. Se dice. O dicen algunas fuentes. ¿Jugarán también los intereses, ciertos intereses económicos, en nuestro ámbito? ¿Qué pensar de las grandes firmas farmacéuticas?

La sombra del negocio se proyecta inevitablemente sobre el paisaje del problema. A través de la difusión informática se ha sabido que en materia de antivirales cruza ese paisaje el inquietante fantasma de Donald Rumsfeld, considerado antes de Obama como la mano derecha del presidente de Estados Unidos, o sea, de un tal George W. Bush. El hombre que tanto contribuyó a colgar del cuello a Sadam Husein estuvo al frente de la empresa farmacéutica que inventó el Tamiflu, el famoso antiviral luego vendido a la casa Roche.

En una ironía, o más bien sarcasmo sin precedentes, el New York Times ha aconsejado a la Organización Mundial de la Salud, más conocida por sus siglas OMS, que cada vez que incremente el grado de sus avisos de alerta los acompañe de una advertencia que diga lo siguiente: prestar demasiada atención a esta alerta puede ser perjudicial para su salud.

El caso es que Roche, la multinacional suiza que vela por la salud universal, ha ganado, según se calcula, 937 millones de dólares en sólo el primer semestre de 2009. Y es que el Tamiflu, el antiviral que huele a Rumsfeld, vale su peso en oro. Y a las firmas farmacéuticas fabricantes de las futuras vacunas contra la gripe A, se les augura un beneficio de 4000 millones de dólares.

De todos modos, a cuidarse. Por si acaso.


Texto original de Lorenzo Contreras en Estrella Digital