Hace un tiempo, se escuchaba que los grandes capitanes, los realmente expertos, aquellos de los tiempos de Mobydick, o Magallanes, o Cook, se guiaban por cosas como las estrellas, la luna, los vientos, el instinto, la intuición.
Estaba su nave, su barco, en un inmenso mar, mínusculos, pequeños, y en cambio, estos grandes hombres, lograban llegar a su destino. Su tripulación, me pregunto, ¿cómo confiaban en ellos?, ¿cómo pones tu vida en manos de otra persona?, y además, cuando no sabes ni entiendes nada sobre mapas, constelaciones, polaridad.
Todos podríamos llegar a entender ese escalofrío que te recorre el cuerpo desde la cabeza a las puntas de los pies, cuando abres una mañana los ojos y observas la nada a tu alrededor, solos, nadie más a quien pedir ayuda, y podemos, tambien, comprender la verdad de que ¿ahora qué?, ¿cómo salimos de esta?, y mirarías, ¿Cómo no?, a tu capitán. Aunque un "mar" de dudas te inundara la cabeza, algo en tu interior, pequeño, tal vez, te diría, confío en él, él nos sacará de esta, él sabe lo que hace, no importa si llueve, si hace un sol agotador, si parece que estamos perdidos, nuestro capitán nos librará de todo mal.
Como siempre, como en toda tripulación, aunque fiel, aunque disciplinada, pueden y deben aparecer elementos de duda, personas que no tienen tanta claridad de ideas, no falta de valor, pero si una con alguna o muchas carencias. Nosotros, como compañeros suyos, como camaradas, no vamos a ser inmunes a sus comentarios, a su falta de fe, porque son como hermanos y eso les hace importantes, y sus miedos, sus inseguridades, las hacemos nuestras.
Oh capitán, mi capitán, como decían en una famosa película, y nos levantamos y nos erguimos orgullosos, porque nos estamos enfrentando a la niebla, a la oscuridad. Al igual que aquellos primeros que llegaron al pacífico, primero tuvieron que atravesar el cabo de hornos, y pongo a dios por testigo, aquello, era una hazaña, aquello era tener fe, aquello era "querer acabar con el capitán", "dónde nos ha metido este hombre". ¿para qué?. Luego, tras desafiar al diablo, tras "vencer", tras "vencerte", llegaba el pacífico, llegaba la inmensidad, ¿y ahora qué?. Y vuelves a mirar a tu capitán.
oh, mi capitán mi capitán. ¿hacia dónde vamos?. La respuesta correcta, sería, confío en que me lleva a mi destino.
Hacia ello voy, hacia ello vamos.
¿y tú qué opinas?
un saludo desde áfrica
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