Mientras reviso mi salud queriendo encontrar la parada final de esta gripe o catarro veraniego, no puedo dejar de pensar en aquella conversación.
El amor, ese manido tema, o el por qué del comienzo de una relación, o al final, qué hace que quieras seguir conociendo a esa persona. Ritmo. ¿Cuál es el mío realmente?.
Estos días he recorrido esas cuestiones, antes o después habría de hablar sobre ellas, y resfrescar conceptos es algo que de buen grado hago. Todo ello no sirve de mucho cuando vives el presente con intensidad, no analizas el futuro, que sabes que todo llega, y en tu caso, sabes que mucho de lo bueno, está por llegar.
Hoy pienso en dos de esas conversaciones. Una reciente y otra que nunca va a existir. Curiosamente, el final será el mismo. No es nuevo el que las personas tienden a protegerse. En más de una ocasión, yo mismo, he tenido esos inicios del proceso. Los aparto de mi camino, porque esa clase de armaduras me impide ver, no me deja respirar, apaga mis ansias de seguir adelante.
Con estos grados de protección, y viendo que me pierdo lo mejor de las mujeres, porque ellas, ante mis palabras, ante mi filosofía de vida, ante mi falta de un compromiso, ¿qué pueden hacer?. A veces, creo que debería callar, siempre podría escudarme en qué yo nunca negué la mayor, lo sé, no decir la verdad no es mentir, pero hasta cierto punto es engañar. Omitir, "ciertos", detalles de mis actividades, implica invariablemente que mi ética se vea resentida.
Hoy, aquí sentado, algo débil por la tos, mojado por mis sudores, se hace más cuesta arriba creer que hago lo correcto, que eso es lo que más me conviene, y qué mantener por encima de todo mi moral y mi ética es lo que me hace ser más yo, más auténtico, y que apartar la tentación de omitir es una lucha que al ganarla en cada asalto, soy mejor.
Opino que Nietzsche se sentiría orgulloso de mi.
Deposito toda mi confianza en mi capacidad para tratar estas cuestiones con la mejor de mis filosofías.
un saludo desde áfrica
2 comentarios:
En mi profesión se suele decir que ante determinados casos no mentimos, únicamnete omitimos la verdad o los detalles de la misma. Personalmente opino que ocultar la verdad lleva al engaño y una de las cosas que peor te hace sentir es ver como alguien te engaña, especialmente cuando se trata de una persona que te interesa o que es importante para ti.
Lo mejor, por lo menos para mí, es decir la verdad. Así siempre podrás mirar a las personas a los ojos y andar con la cabeza alta. Está claro que decir la verdad, ser sincero con uno mismo y con lo demás tiene sus consecuancias. Pero eso, como otras muchas cosas, no siempre están bajo nuestro control. Las personas reaccionamos de la forma menos esperada y si se trata del tema AMOR, las cosas se complican un poco más si cabe.
Actúa en tu vida de acuerdo con tus principios.
Actúa en tu vida de manera que cada mañana te despiertes cómodo contigo mismo.
Lo demás es el resultado de estar vivo y de formar parte de este puzzle que llamamos sociedad.
Un beso enorme.
a medida que pasen los días, meses, los años, sentirás que todas esas dudas se van despejando y te sentirás mejor contigo mismo.
lo creo así realmente.
la edad aplaca lo intempestivo y lo fugaz de querer tener un disfraz de protección para que no te hagan daño ni para dañar. habrá que escoger.
sin embargo, cuando juega la mentira piadosa con la supervivencia, ya no me parece un disfraz de protección, es la ley de la jungla y uno tiene que defenderse.
mina.
Publicar un comentario