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viernes, 10 de septiembre de 2010

Copiar-Pegar. Curso nuevo, viejas miserias. Daniel Martín

Una vez más os dejo una reflexión de Daniel Martín.

Un supuesto. Nada más comenzar 4º de ESO, antiguo 2º de BUP, un alumno comprende que las matemáticas son difíciles. Pasa de ellas, suspende en junio y ni siquiera se presenta al examen de septiembre. Si sólo catea esa asignatura, pasa automáticamente a 1º de Bachillerato con el expediente “limpio”, es decir, sin que esas matemáticas de las que pasó olímpicamente le queden pendientes. Esa o cualquier otra asignatura que decida ignorar.

Este supuesto, con la LOE en la mano, es absolutamente real, no poco habitual. Es un absurdo más de los muchos que componen nuestro sistema educativo, tan enemigo del esfuerzo, rigor, mérito y excelencia. Se antepone el pasar de curso al aprendizaje. Este desolador aspecto de molicie y suma permisividad es casi idéntico en nuestras muchas universidades.

En los últimos años se han reformado las leyes educativas en varias ocasiones. Lo asombroso es que apenas se ha tratado el fondo del asunto. Por el contrario, son muchos los adornos y asuntos superfluos que se transforman para volver loco al profesorado. La última fatuidad léxica consiste en que ahora, en lugar de conceptos, procedimientos y actitudes, en las escuelas se “deben enseñar” competencias básicas (1) que, en pocas palabras, son las cosas que el sentido común dice que conforman lo mínimo humano. Así, hay competencia lingüística, matemática, de autonomía e iniciativa personal, aprender a aprender, digital y otros lugares comunes –la escuela, incluso, debe servir para paliar el fracaso social en lo referido a la formación que hasta ahora siempre se había recibido en casa: respetar a los mayores, cruzar la calle, no insultar o robar, etc.–.

Cualquiera que se acerque al currículo de la enseñanza primaria y secundaria sabe, no obstante, que –digan lo que digan las autoridades educativas– los contenidos son escasos, a menudo pitorreicos, siempre contaminados por los métodos psicopedagógicos cuya única intención es que el alumno no “sufra”. Primaria es un pasillo muy ancho para que nadie se quede atascado. En secundaria se dan unas cuantas cosas científicas mientras las humanidades son constante y sistemáticamente marginadas. Incluso la Lengua, ahora en plena mezcla y confusión con la Literatura en una sola asignatura, enseña de todo menos castellano, valga la contradicción.

El actual sistema educativo, con todas sus zarandajas desde la LOGSE hasta nuestros días, ha implantado un sistema de mínimo común, accesible para todos. Sus instrumentos sirven básicamente para que todo el mundo llegue hasta el final. Aparte del fracaso que supone que, a pesar de ello, el nivel español de fracaso escolar sea de los más altos de Europa, nuestro sistema, como en casi todo Occidente, es enemigo de la vieja aspiración docente de conseguir de cada alumno lo máximo posible. Su modelo es el estadounidense, sólo que sin su capacidad para crear una élite intelectual.

Acaba de comenzar un nuevo curso y los medios de comunicación han vuelto a decir las mismas cosas de siempre: que si los libros de texto son carísimos, que si se dan tantas horas de clase, que si debe haber itinerarios, que si hace falta o no un tercer curso de bachillerato, que si nuestras universidades no están entre las mejores del mundo… Pero el problema básico de nuestro el edificio educativo es que está vacío de contenidos, no es capaz de formar humanísticamente a los futuros ciudadanos, cada vez más ignorantes a no ser que en casa se solventen sus carencias. Porque se trata de un sistema discriminatorio. A la postre, el chaval recibirá su única formación dentro de su familia o, si tiene suerte, en uno de los pocos buenos colegios que quedan.

Sócrates, nuestro auténtico patriarca, aseguraba que él no podía enseñar nada, pero sí hacer pensar a los que le escuchaban. Para él una democracia sólo podía existir si sus ciudadanos sabían razonar y tenían las ganas de hacerlo. Nuestro sistema educativo es enemigo de la reflexión, como lo es del esfuerzo y la excelencia. Cada año comienza un nuevo curso, pero la situación del sistema es cada vez más miserable. Si nuestra televisión, políticos y sociedad son causa o consecuencia es como lo del huevo y la gallina. Lamentablemente, la transformación de la formación escolar y universitaria es uno de los procesos más arduos y largos que existen. Incluso cuando se tienen ganas… que no se tienen.

(1) Lo de las competencias básicas es invento europeo. Que Oxford y Cambridge se nieguen a seguir los dictados de la UE es una poderosa invitación a la reflexión.



Enlace original del texto



Periódico digital La república

y como siempre digo, ¿y tú qué opinas?.

1 comentario:

Clo dijo...

Sencillamente...toda una verdad.


Un beso.