Una oscura nube lo cubrió todo. Era como entrar en la boca del lobo, o como uno se imagina que sería esa boca llena de dientes a punto de darte el bocado final.
Allí, bajo esa capa de negritud, me sumí en una nueva dirección. Tomar aquel camino parecía, de partida, imposible, era como avanzar a ciegas, y nunca mejor dicho, pero admitámoslo, lo que lo hace "divertido", es no saber que te deparará ese futuro cercano.
Una vez más, hacia adelante, buscando un mínimo de orientación, algún punto de referencia.Me encontré con un letrero. Podía atisbarse la señal de peligro. ¿Qué tentadora?, ¿por qué entrar?. Doy por hecho que es algo inevitable. La curiosidad, ahí está, aparece y nos carcome por dentro. ¿Qué extraños somos a veces lo seres humanos?. Me pregunto, ¿cómo hemos prosperado?.
No me extraña que exista la creencia de un plan "divino", porque con lo mal que actuamos en tantas y tantas ocasiones, con la fácil que es que nos dispersemos, que pongamos nuestra propia energía al servicio de sensaciones egoistas, sin mantener la necesaria conexión con el resto. ¿El resto?, ¿quién es realmente el resto?.
Creo que a veces nos preguntamos, ¿realmente existen?. Dicen que los psicopatas ven al resto como actores de su peli, y que no creen que pase nada porque se les "cancele" el contrato.
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