Espías dentro, espías fuera

Me encontraba jugando en la puerta de la esquina. Miraba de reojo todas las escenas cotidianas. Había en ello una sensación de perdón infinito. Nunca hubiera imaginado dejarme llevar de esa manera, mecido entre los vaibenes de los acontecimientos. Sin duda alguna, dirigí la mirada hacia arriba, horizonte en mano, marqué la distancia con todo lo ocurrido. Allí estaba yo, declarando mi independencia una vez más. ¿Qué podía hacer si no?.... No creo que las cosas hubieran sido diferentes, no puedo dudarlo, si quiera, ¿para qué?.... En aquella situación todo podía haber sido diferente, ¿una esperanza?...puede. Todo sería cuestión de mirarlo desde otras perspectivas. Aún habiendo dejado de lado cualquier paranoia podía notar el rebufo del pasado tocando a mi puerta. Algo incómodo me hacía presagiar que las cosas no se detendrían por mucho que yo lo quisiera, o por más que deseara que así fuera. Todo había pasado, pero no dejaba de repetirme una y otra vez, que nada es lo que parece en ese mundo enlatado en el que estaba residiendo. En todo aquello se respiraba la hora final, un momento de desahogo, y vuelta a empezar. Se oían los estruendos acusadores de falta de compromiso. Faltan pruebas. ¿Dónde podemos esconder algo?. No tengo tiempo de juegos, de satisfacer esa insaciable curiosidad tuya. Voy a quedarme tranquilo, esperando, sin prisa, a que llegue ese instante de tranquilidad.La mente de esa persona atrapa todo lo que entra en el radio de acción de sus sentidos, nada puede escapar. Impresionantemente, hoy hay una apacible tranquilidad en el frente. Nunca he dudado de su lealtad, de su implicación hacia la causa. ¿Dónde podríamos estar ahora sino tuviéramos esta confrontación?. Juegos, trampas, situaciones aparentemente aleatorias, presas de su encanto, fatal distracción. Da igual la fuerza y la lógica. Nada podría protegerte de sus movimientos. ¿Qué hacer cuándo todo juega en tu contra?.... ...Vuelvo a la carga, dirijo mis acciones hacia ese frente, tal vez unificado, posan junto con su bandera, no saben que voy tras ellos, bueno, si lo saben, es evidente, hago trampas, pero esta vez, voy de cara, visible, a pecho descubierto, ya me entiendes. El arma en ristre, espoleando mi montura, grito al acercarme, ¡SORPRESA!.... que gente más inoportuna.