Afrontas la situación como algo ya conocido. Del otro lado una persona te manifiesta, sin tapujos, que le parece estupendo que decidas alejarte de ella, que si es lo que has decidido debe de ser bueno. Uno piensa que cuando dos personas se aprecian, si una le comentan a la otra que la cosa va mal y que opta por alejarse, no sería lógico que la otra le dijera, al menos, "vaya mierda". Ni siquiera con ánimo de cambiar algo, ya que seguramente está de acuerdo, pero no es normal e incluso relajante, notar que ambas personas no están contentas con ese final, a pesar de que sea el final más adecuado, porque, de seguir, sería un final peor.
Pues, gente, lo lógico no gobierna. Recuerden la situación, dos personas que se aprecian. Me temo que el orgullo vuelve a acompañar estas situaciones. Una de las dos personas, no está de acuerdo con ese final, pero aparenta serenidad y dice abiertamente que le parece estupendo que tomes esa decisión si así lo sientes. Y que aquí paz y mañana gloria.
¿Qué hubiera costado una frase de pésame?
El orgullo, señores, el orgullo que tapia cualquier resquicio de lo mucho que te jode que tomes esa decisión.
Y si te he visto no me acuerdo.
La historia se repite. Y podemos pensar que tal vez haya que asumir que este será el "típico" final.
Estaría bien, notar, aunque sólo sea parte de la conversación, que te llevan la contraria y que no aceptan de buen grado tu decisión. Notar la diferencia, notar que les importas, y que el cambio no es de su agrado.
Notar que tu huella no es fácil de borrar
Bueno, de ilusiones también se vive ;)......
Un saludo desde África.
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