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jueves, 24 de septiembre de 2009

A donde yo voy nadie puede llegar...

Comienza mi día..., ¿comienza?, no sabría decir si no estaré todavía en la jornada de antes de ayer. No consigo terminar mis jornadas, así que creo que hace largo tiempo ya que uno día tras día...

El sonido de mi móvil, tan conocido para mi ya, me obliga a levantarme. Esta noche, al igual que muchas no he podido dormir bien. Dormir, sería como un sueño, si pudiera, curiosa relación de palabras, no espero soñar si duermo, pero inevitablemente sueño con dormir, a pierna suelta, a gusto hasta al final.

Esta noche, mi viaje con morfeo, ha tenido varias paradas, al igual que ayer, que antes de ayer, ya diría, igual que siempre.

Mis obligaciones, obligaciones, malditas sílabas, que me encadenan, corrompen mi espíritu, porque éstas no tienen límite, ya tengo la sensación de que todo es una obligación constante, sólo vivo, y siento, y padezco y,..., la lista es larga, ya empiezo a sonar a esas personas amargadas que se quejan continuamente, que para ellas, una conversación es una ejecución constante de la frase, "pues yo sufro más y mucho".

No quiero sentirme como ellos, no quiero padecer, quiero que mi vida sea mía, quiero poder empezar, continuar y terminar mis proyectos. Estoy padeciendo un agotamiento sin igual, un cansancio prominente, un bulto en mi cabeza que no para de crecer, lleno, rebosante de angustia, de frustración, de tantas cosas malas y negativas, que me llena de pavor pensar en el instante de reventar.

Quiero, aspiro, necesito una liberación.

A mi lado hay gente buena. Lo sé, lo siento y lo percibo. Me invade una sensación de que es más presión a mi alrededor, su "compasión", no la necesito, no quiero que me compadezcan, quiero que se alejen que me dejen tranquila, su cercanía es otro peso más en mi conciencia, es como si me obligaran a estar bien porque me preocupa que se sientan mal por mi culpa.

Estoy rebosante de hartazgo, de malas ideas y sensaciones aun peores. No veo el fondo del agujero, nadie debería pasar por esto.

Decían en aquella película...


"...soy lo que soy, alguien ha de serlo...", pues maldita la gracia...


...y como siempre digo ¿y tú qué opinas?...

un saludo desde áfrica.

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