Estoy seguro que todos hemos tenido, tenemos y tendremos que convivir cerca de personas que no saben convivir cerca de otros.
Creo que siempre ha sido, es y será así. La cuestión que se me plantea es muy sencilla. Si hay personas que no saben convivir con los demás, es decir, no se plantean poner una barrera a sus propios deseos personales, para no invadir el espacio de los demás que están a su alrededor, por qué los demás hemos de respetar que estén cerca de nosotros.
Es algo que siempre me ha sorprendido. Muchos dirán que el problema es que es cuestión de gustos, cuestión de formas de vivir, pero una vez más les digo, las cosas son blancas o negras, o nos autolimitamos para evitar los roces negativos o todos hacemos lo que nos da la gana y sálvese quién pueda.
Me tachan de radical porque voy al meollo de la cuestión y lo confunden con que no respeto formas alternativas de ver el mundo, pero claro, el problema es que yo lo veo tan sencillo que se puedo simplificar la cuestión al punto que verdaderamente importa.
El respeto no consiste en aceptar que todos tienen un punto de vista, si no que el respeto consiste en no invadir el espacio del otro ya que no es mío. No importa como viva nadie mientras no invada el espacio de los demás. Ahí es donde radica el problema, que las formas de vida que invaden el espacio de los demás, ¿cómo es que hay respetarlas si ellos no respetan y arrasan con todo lo que se encuentran en aras de que ellos tienen una filosofía de vida diferente?.
Alguno dirá que claro que es fascista tratar de imponer un criterio, pero yo me pregunto, no es más fascista el que pretende hacer lo que le da la gana sin más límite que sus propias ansias, sus ganas, su energía, que cuando queda agotada, para para hacer un descanso, y por lo tanto sus congéneres pueden respirar un poco más tranquilos, pero es una falsa pausa, ya que cuando esa persona "de filosofía alternativa" retoma con fuerzas su camino, vuelva a invadir, arrasar, y pisar todo lo que le rodea, ya que nadie puede decirle, "ALTO", porque sería no respetar su forma de ver el mundo.
En algún momento, esa idea de respetarlo todo tendrá que acabarse, porque las víctimas de esos movimientos, se hartarán y ejecutarán los mismos movimientos, pero en dirección contraria, y es ahí cuando nace la violencia, la ira, la frustración, la impotencia, y sobre todo la injusticia.
No seamos necios, no se puede respetar al que abusa, al que engaña, al que sólo mira para su propio interés, a mi entender, si no sabes vivir en grupo, y eso signfica con personas diferentes que tú, y por lo tanto con su propio espacio, el que nunca tienes derecho a invadir, y uno invadir el suyo, pues sigo sin comprender que norma moral me impide reclamar echarlo de la sociedad sino sabe situarse en ella.
Bueno, sólo con oirme puedo sentir las críticas de los que me pedirán que hay sitio para todos, y que todos deberíamos caber en el mismo plan, pero yo sigo preguntando, por qué.... poner la otra mejilla, respetar al irresponsable, al corrupto, al ladrón, al violador, al abusador, al pederastra, al vecino ruidoso, al falso amigo, al cura que no predica con el ejemplo, al político rastrero, al mentiroso, al que terjiversa, al que envidia, al cobarde, al terrorista, al radical, al irresponsable, al que se lava las manos,..... y la banda sigue tocando.....
Estamos en un punto, en que nuestra sociedad occidental, falta de valores, no enseña que mi libertad termina donde empieza la del otro, y ese camino es el único válido para vivir con los demás, si no lo aceptas, que es una opción, pues vete al monte, a la montaña, al desierto, donde tu camino por muy egoista que sea, nunca topará con nadie al que puedas dañar, herir, molestar.....
Al final, como sigamos así, será al revés. Los que queramos vivir bajo unas normas, que siempre son necesarias, nos gusten o no, nos convengan o no, seremos los que tendremos que irnos y montar una sociedad a parte en el desierto.
Todo esto me recuerda a un tipo que se preguntaba por que las palabras son lo que son, por qué cama se dice cama, y el tipo empezó a cambiar las palabras, a la cama la llamaba perro, a la silla, lámpara, a la mesa tortilla, a la casa, carretera, y llegó un punto en que cuando hablaba con alguien nadie le entendía, y lógicamente, no fueron los demás los que cambiaron las normas básicas de la comunicación para poder entenderle, el tipo se quedó solo, pues es así como quería vivir, hablando como le daba la gana. En la sociedad actual, estoy seguro que se hubiera formado un ministerio con "miembras", "ciclistos", "dentistos" y demás miembros para tratar a esta minoría de liantes.
y como siempre digo, ¿y tú qué opinas?...
PD: y mis vecinos siguen tocando el tambor, aporreando el suelo, pero claro, es que el problema es yo no respeto sus gustos músicales y artísticos. Si es que, soy un tipo más injusto....
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