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domingo, 15 de noviembre de 2009

Pendientes de....


Me gustaría hablar sobre el 11S, sobre la gripe A, sobre los atentados, sobre tantas cosas, pero ahora debería estar atendiendo asuntos más urgentes en mi vida, a pesar de todo me encuentro frente a mis lineas, una vez más motivado porque hay una sensación que no me cabe dentro, algo que ha estallado, que rebosa, que sobresale por cada hueco, ranura,..., de este envoltorio, mi mente.

Motivado busco refugio en este lugar, acudo como si tuviera sed, como si el hambre embargara mi recien acariciado status de tranquilidad. Quiero, deseo, anhelo sentirme tranquilo, por qué me tienen que perseguir estas visiones, lo que percibo me inquieta, y como un ignorante, busco fuerzas donde no las veo, busco razones donde no las hay, busco el placer de beber donde todo se ha secado ya.

¿qué quieres?. Una pregunta interesante, quiero, lo que ellos quieren, quiero percibir que soy especial, pero no naciendo en mi interior, no creando yo esa idea, no anestesiando el alma con mis trucos de prestidigitación, quiero, como ellos, ver, oir, sentir, oler, que soy especial para alguien.

Soy huérfano de sensaciones externas, soy un mendigo de afirmaciones reales sobre mi valía, sobre ese sentimiento, sobre mi realidad, sobre mi falta, sobre la pena de perderme, de que me alejara, de que desapareciera, yo, o mi lealtad, o mi sonrisa, o mi manera de pensar, quiero ver dibujada una sonrisa con mi mirada, quiero, realmente, me merezco todo esto que deseo, debería poner el listón ahí, en esa medida, ni un gramo de menos.

Los individuos que nos hemos dado todo a nosotros mismos, realmente no necesitamos nada de los demás. Somos realmente independietnes. ¿Estaré traicionando el espíritu que se creó en mi interior?. He me aquí, con aire de exigencia, con vientos de súplica, con un vacío creado en mi interior, que no puedo llenar. ¿Será cierto?.

¿Habrá qué escoger?.

Ahora, vagaré por las perdidas aguas del golfo de la autocompasión. ¡Ay pobre de mi!, me diré, lamiendo mis heridas, y mirando con aire vengativo hacia la puesta del sol. Tal vez sea mi idiosincrasia particular, o me empeño en ver lo que no es necesario, y como un peso muerto debería abandonarlo a su suerte.

No pienses, me digo, no dilates el vacío que se ha creado, no persigas el olor de las flores que se han marchitado, no te arrojes al vacío, porque no vas a llegar al fondo, nunca, no existe ese lugar, no hay deseo, no hay realidad.


Tras una pausa, lo que rebosaba ha quedado a la altura del muro, el dique de contención vuelve a nivelar la cuestión.

Desaparecer, volatilizar, olvidar, reposar, encauzar, respirar, liberar, ... mucho tienen en común en estos instantes...

Por un momento, por varios instantes, me refugiaré en el único lugar que me da calor a estas horas tan intempestivas.

un saludo desde áfrica

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